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Sociedad

Chubut adhirió al día nacional de la lucha contra el grooming

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El día 13 de noviembre de cada año es el “Día Nacional de la lucha contra el Grooming”, y la adhesión de Chubut a la norma nacional fue sancionada por la Legislatura Provincial el 20 de abril pasado.

Mediante el decreto N° 315 quedó promulgada de esta manera la ley III N° 46, publicada en el Boletín Oficial.

La norma de adhesión establece además que desde los poderes del Estado se deben promover “instancias de concientización en el día instituido” y además se invita a que hagan lo propio los municipios, comisiones de fomento y comunas rurales.

Antecedentes

El Gobierno Provincial había promulgado el 28 de diciembre del año pasado la adhesión a la ley nacional conocida como “Mica Ortega”, que establece un Programa Nacional de Prevención y Concientización del Grooming o Ciberacoso.

El nombre que lleva la norma se debe al caso de una niña de 12 años que fue engañada y asesinada por un hombre de 26 años, que a través de un perfil falso de Facebook logró ganar su confianza para cumplir su cometido.

Previo a ello, el 27 de agosto de 2020 el Gobierno del Chubut había firmado un convenio marco de cooperación con la ONG Grooming Argentina, con el objetivo de establecer acciones mancomunadas para la protección de niños, niñas y adolescentes, y potenciar la educación en el uso responsable de Tecnologías de Información y Comunicación (TICs).

¿Qué es el Grooming?

El Grooming o Ciberacoso está definido como «la acción en la que una persona, por medio de comunicaciones electrónicas, telecomunicaciones o cualquier otra tecnología de transmisión de datos, contacte a una persona menor de edad con el propósito de cometer cualquier delito contra la integridad sexual de la misma», y en este sentido, el objetivo de la ley es prevenir, sensibilizar y generar conciencia en la población sobre esta problemática.

Las fases del Grooming

Incluye una serie de conductas que pueden ser desordenadas, pero, por lo general, existen patrones de conducta y fases comunes que vamos a ver a continuación para poder detectarlo y prevenirlo.

  1. La creación de un vínculo de confianza. En muchos casos a través de sobornos o engaños el agresor contacta con la niña o niño y establece el vínculo de confianza. Para ello normalmente finge otra edad, muy cercana a la de la víctima. Además, puede que el abusador haga regalos, empatice a un nivel profundo con los niños y niñas haciendo que escucha sus problemas y aproveche esa información para chantajear después.
  2. El aislamiento de la víctima. En esta fase el agresor persigue arrancar la red de apoyo natural del menor (familiares, amistades, docentes, etc.) dejándolo desprotegido. De esta manera insiste en la necesidad de mantener todo en secreto.
  3. La valoración de los riesgos. El agresor tiende siempre a asegurar su posición, así que suele preguntar a la víctima si alguien más conoce su relación e intenta averiguar quién más tiene acceso al ordenador o dispositivo que utiliza el menor.
  4. Conversaciones sobre sexo. Una vez se siente con confianza, el abusador empieza a introducir conversaciones sexuales de manera paulatina. Busca que la víctima se familiarice tanto con la temática sexual como con el vocabulario.
  5. Las peticiones de naturaleza sexual. Este es el objetivo principal del grooming. En esta última fase el criminal utiliza la manipulación, las amenazas, el chantaje o la coerción para que la víctima le envíe material sexual, relate fantasías sexuales o la relación culmine con un encuentro físico.

¿Cómo prevenir el Grooming?

Ante un fenómeno tan complejo, la respuesta debe ser integral y la forma más eficaz de actuar contra la violencia viral se basa en la prevención. Lo más indicado es intervenir en la educación de niños, niñas y adolescentes.

En primer lugar, es necesaria una educación afectivo-sexual, que forme a los más jóvenes en materia de sexualidad, y al mismo tiempo es importante la formación en un uso seguro y responsable de las herramientas digitales.

Es esencial tener en cuenta que el engaño es lento y no hay consentimiento del niño o niña, no son conscientes de lo que les ocurre, y no tienen las herramientas adecuadas para defenderse. Nunca podrá ser culpa de ellos.

En definitiva, la comunicación y la educación afectivo-sexual, juntas con el apoyo del entorno más cercano a los menores, son las herramientas más eficaces, tanto para prevenir la violencia, así como para no perpetuar sus consecuencias a largo plazo.

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