Sociedad
Jornada Mundial de los Pobres

La Jornada Mundial de los Pobres es una iniciativa establecida por el Papa Francisco a fines de 2016 (Año de la Misericordia) con el objetivo de “ayudar a las comunidades y a cada bautizado a reflexionar sobre cómo la pobreza está en el corazón del Evangelio” y sobre el hecho que “no podrá haber justicia ni paz social mientras haya pobreza”.
Se celebra todos los años -desde 2017- en el XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario, cierre del año litúrgico. Esta IV Jornada tendrá lugar el 15 de noviembre de 2020 con el lema “Tiende tu mano al pobre” (cf. Si 7,32), una exhortación muy apropiada en un año en el que muchos de nosotros nos hemos cerrado al mundo para protegernos de la pandemia del coronavirus.
Al reflexionar sobre la pandemia que llegó repentinamente, el Papa Francisco afirma que “este momento que estamos viviendo ha puesto en crisis muchas certezas. Nos sentimos más pobres y débiles porque hemos experimentado el sentido del límite y la restricción de la libertad. La pérdida de trabajo, de los afectos más queridos y la falta de las relaciones interpersonales habituales han abierto de golpe horizontes que ya no estábamos acostumbrados a observar. Nuestras riquezas espirituales y materiales fueron puestas en tela de juicio y descubrimos que teníamos miedo.
Encerrados en el silencio de nuestros hogares, redescubrimos la importancia de la sencillez y de mantener la mirada fija en lo esencial. Hemos madurado la exigencia de una nueva fraternidad, capaz de ayuda recíproca y estima mutua. Este es un tiempo favorable para «volver a sentir que nos necesitamos unos a otros, que tenemos una responsabilidad por los demás y por el mundo […]”. En este contexto, “`tiende la mano al pobre´ es una invitación a la responsabilidad y un compromiso directo de todos aquellos que se sienten parte del mismo destino”.
Acerca del trabajo de Cáritas en la emergencia
La vocación de Cáritas, la de miles de voluntarios en todo el país, es acompañar y promover a las personas en situación de pobreza para lograr su inclusión social. Trabajamos para transformar sus vidas a través de la ayuda material concreta, la presencia, la contención y el acompañamiento.
Al mismo tiempo, con nuestra palabra y testimonio, ayudamos a la sociedad a cambiar actitudes que podemos tener con las personas pobres. La Jornada Mundial de los Pobres, que se celebra cada año en noviembre por iniciativa del Papa Francisco, tiene ese objetivo.
En este tiempo de pandemia vemos con dolor cómo cada vez más hermanos, desde los más pequeños hasta los adultos mayores, están sufriendo la realidad de no tener para vivir dignamente, ni lo suficiente para comer, ni acceso a la salud. A esto se le suma el cierre de las fuentes de empleo, la imposibilidad de realizar changas informales y la aparición de nuevos pobres: emprendedores, pequeños comerciantes o monotributistas que ya no pueden sostener a sus familias.
Los índices oficiales reflejan pálidamente la realidad que vemos en nuestros comedores, merenderos y centros comunitarios. Desde Cáritas hacemos todo lo posible no solo para satisfacer las necesidades inmediatas, sino para transformar las realidades que están en la base de las estructuras de pobreza: promovemos activamente la educación, la capacitación, la cultura del trabajo, el desarrollo comunitario y la integración de las personas a su propio entramado social.
No somos economistas, somos Cáritas y detrás de estos números vemos rostros de personas, de niños, ancianos, madres, trabajadores o desvalidos. Vemos familias, como las nuestras o las de nuestros allegados, que verdaderamente están sufriendo física, psicológica y afectivamente. Personas como cada uno de nosotros, con sus sueños y anhelos, que la están pasando muy mal y que no vislumbran un horizonte de mejora.
No obstante, la pandemia, con sus consecuencias tan dolorosas, ha sido la ocasión para que estrechemos lazos de cooperación y coordinación con otras organizaciones de asistencia y promoción. El aporte solidario de la sociedad y el trabajo admirable de los voluntarios, son los nervios vitales con los que se sostienen los servicios más variados, que Cáritas brinda desde los centros urbanos hasta los parajes más remotos del país. A raíz de la crisis, los convenios con el Estado nacional se han fortalecido a nivel de sus aportes. La experiencia de articulación ha sido una experiencia positiva, guiada por los principios de autonomía y de colaboración”.
Cáritas, la Iglesia, sigue respondiendo a los emergentes de esta crisis y al mismo tiempo pensando en los temas estructurales. Tierra, techo y trabajo son desafíos centrales en la recuperación de este tiempo”. Por eso, “Cáritas sigue alentando el trabajo, la organización comunitaria, el sostenimiento y la reconstrucción de la esperanza, para los más pobres, desde acciones concretas y con cercanía hacía ellos”.
Si hay algo que nos ha permitido vislumbrar esta emergencia es, en primer lugar, que nadie es una isla que se salva solo y -por ese motivo- también todos tenemos alguna responsabilidad por nuestros hermanos. Y, en segundo lugar, vivenciamos que cuando trabajamos juntos por el bien común, más allá de nuestros puntos de vista o nuestras creencias, podemos lograr cosas tan grandes como la de poder brindar ayuda a las familias y personas más vulnerables.
Cultivar una nueva fraternidad, solidaria, inclusiva, nos hace bien a todos: a quienes podamos ayudar, y a nosotros mismos porque “tender la mano -destaca el Papa- es un signo que recuerda inmediatamente la proximidad, la solidaridad, el amor. Tender la mano hace descubrir, a quien lo hace, que dentro de nosotros existe la capacidad de realizar gestos que dan sentido a la vida”.
Para colaborar, pueden hacerlo acercando sus donaciones a la Capilla o Parroquia más cercana a su domicilio o a la cuenta de Cáritas Diocesana Nº 208 1536218 – CBU 0110208840020815362180 – CUIT 30-51886327-0 Banco Nación – Comodoro Rivadavia. Enviar el comprobante a: caritascomodoro@gmail.com